El informe de la UNCTAD revela una preocupante realidad: las rutas marítimas, arterias vitales del comercio mundial, se encuentran en un punto de inflexión. Los conflictos geopolíticos y el cambio climático están generando una serie de desafíos sin precedentes que amenazan la estabilidad de las cadenas de suministro globales.
Desde los canales de Suez y Panamá, puntos de estrangulamiento del comercio marítimo, hasta las rutas árticas cada vez más transitables, las vías marítimas están expuestas a una mayor vulnerabilidad. Cierres temporales, desvíos obligatorios y el aumento de los costos de seguro son solo algunas de las consecuencias de esta situación.
La interrupción de las cadenas de suministro tiene un impacto directo en nuestra vida diaria. La escasez de productos básicos, el aumento de los precios y la incertidumbre económica son solo algunas de las consecuencias que estamos empezando a experimentar. La seguridad alimentaria y energética se encuentran en riesgo, ya que una gran parte de los alimentos y combustibles que consumimos se transporta por mar.
El informe de la UNCTAD hace un llamado urgente a tomar medidas para fortalecer la resiliencia del transporte marítimo. La inversión en infraestructuras, la digitalización de los procesos logísticos y la promoción de prácticas sostenibles son fundamentales para hacer frente a estos desafíos. Además, es necesario fortalecer la cooperación internacional para garantizar la seguridad marítima y la libre circulación de mercancías.
España, como potencia marítima, tiene un papel crucial que desempeñar en este contexto. El país debe aprovechar su posición estratégica para fortalecer su infraestructura portuaria, fomentar la innovación y promover la sostenibilidad en el sector marítimo. Además, es fundamental que España participe activamente en los foros internacionales para impulsar una agenda marítima global que garantice la seguridad y la eficiencia del transporte marítimo