En los últimos 10 años, América Latina ha vivido grandes transformaciones económicas, tal y como evidencia el dato de que entre los años 2003 y 2012, la región alcanzó un porcentaje anual del 4% gracias al rápido crecimiento del comercio internacional y al aumento de los precios de los productos.
Sin embargo, en este momento, la situación se ha vuelto en contra movida por factores tales como una menor demanda externa, la moderación de los precios de las materias primas y una incertidumbre creciente acerca de las condiciones financieras externas.
Y es que, aún hoy, muchas economías de América Latina se mantienen centradas en los recursos naturales y las materias primas representan el 60% de las exportaciones de bienes de la región, mientras que a principios de la década pasada representaban un 40%.
En este contexto, según el informe elaborado por la OCDE, en colaboración con CEPAL y CAF, sobre las últimas Perspectivas Económicas de América Latina, un crecimiento sostenible e incluyente solo será posible desde la innovación, la diversificación y una logística mejorada.
En la región, el 57% de las exportaciones corresponde a productos perecederos o intensivos en logística. En los países de la OCDE esta proporción se sitúa en el 17%. Asimismo, el coste de los fletes, sobre todo en los destinos intraregionales, es muy elevado como consecuencia de la baja eficiencia y calidad del transporte.
Los gastos de transporte entre EEUU y sus socios comerciales representan el doble de los costes arancelarios. Para América Latina, son casi nueve veces superiores. Es evidente que aunque se promuevan acuerdos de libre comercio, el margen para reducir los costes logísticos es amplio.
Por tanto, el informe admite que “una mejora en el desempeño logístico puede ayudar a promover un cambio estructural en la región”, así como “a aumentar la competitividad”.
Sólo con la subida de un escalón del índice de lógistica, la ganancia en productividad laboral sería de un 35%.
Esa mejora permitiría reposicionar a los países latinoamericanos en las cadenas globales de valor, así como una entrada en escena de las pymes que participarían en el sector exportador. Se facilitaría su encadenamiento productivo como resultado de los menores costes de transacción.
También se hace necesario que la región “implemente soluciones a corto plazo para reducir el coste del transporte”, señala el estudio.
Puesto que las infraestructuras en transporte siguen siendo deficientes, la OCDE llama la atención sobre la urgencia de una inversión en carreteras, vías férreas, puertos y aeropuertos.
Una inversión del 5,2% del PIB anual en proyectos de infraestructura, contribuiría a que América Latina redujera el margen que existe con otras regiones emergentes y podría aumentar el crecimiento del PIB en aproximadamente 2 puntos porcentuales anuales.
En el corto plazo, se proponen soluciones “blandas”, es decir, mejorar el transporte de bienes y servicios mediante el uso de infraestructuras ya existentes. Este tipo de medidas pasarían por desarrollar políticas de logística integrada que promuevan la provisión de modernas instalaciones de almacenamiento, regímenes aduaneros y de certificación eficaces, junto al fomento de una mayor competencia en el sector de transporte.