El pasado 30 de julio de 2014 conocíamos que el yacimiento arqueológico del pecio Bou Ferrer, el mayor barco romano en excavación en el Mediterráneo, situado frente a las costas de Vila Joiosa en Alicante, se convertirá en el primer Bien de Interés Cultural (BIC) de categoría subacuática.
Asimismo, como proyecto emblemático de investigación, la Comunitat Valenciana ha puesto en marcha un programa de visitas guiadas al yacimiento, de manera que buceadores deportivos puedan descubrir de la mano de arqueólogos cómo se excava bajo el agua y cómo se puede colaborar en la protección de este patrimonio subacuático.
Teniendo en cuenta que será el primer pecio visitable en España, estamos ante una iniciativa pionera que nos sitúa a la vanguardia de la divulgación in situ del patrimonio subacuático en Europa.
El Bou Ferrer es una nave mercante romana con 30 metros de eslora y unas 230 toneladas de porte, que naufragó hace 2.000 años en las costas alicantinas en ruta de Cádiz a Roma.
Capaz de transportar un cargamento principal de 2.500 ánforas, se sabe que cada una de ellas contenía unos 40 litros de finas salsas de pescado –el garum-, a base de boquerón, caballa y jurel. También llevaba a bordo lingotes de plomo que pertenecían al propio emperador de Roma.
Según los datos científicos existentes, parece que este gran mercante romano no era un barco cualquiera. Su carga y el propietario tenían un destino muy particular, probablemente se tratara de un flete para la misma familia imperial.
Estamos ante un yacimiento arqueológico de extraordinario interés científico e histórico en el que, actualmente, se está realizando una nueva campaña de excavación.
Además, el pecio Bou Ferrer combina de forma única un magnífico estado de conservación con una profundidad bajo el mar asequible a los arqueólogos subacuáticos.
Y es que el mar mediterráneo y las costas del levante español, grandes protagonistas de la actividad comercial en otras épocas, albergan gran cantidad de pecios con un enorme patrimonio arqueológico sumergido a proteger.