El 5% del comercio mundial pasa por el Canal de Panamá, una vía interoceánica que, actualmente, tiene una longitud de 80 kilómetros entre el Atlántico y el Pacífico y que funciona las 24 horas del día durante todo el año. Entre sus “clientes”, dos de las principales economías mundiales, Estados Unidos y China.
Desde que Panamá recibiera la transferencia del Canal de manos de EEUU hace 14 años, su aportación al tesoro nacional asciende a casi nueve mil millones de dólares, con una inversión de más de dos mil millones de dólares en el mantenimiento de su estructura.
El Canal utiliza un sistema de esclusas y cuenta con carriles; cada uno de ellos con su propio juego de esclusas.
Para hacer frente al incremento del tránsito de buques, concretamente, de naves de mayores dimensiones que los Panamax, en 2006 se anuncia el proyecto de ampliación del Canal con la construcción de un tercer juego de esclusas.
Esta medida supondrá duplicar la capacidad de transporte de carga puesto que aumentaría anualmente de 300 a 600 millones de toneladas.
Con una inversión inicial de 5.250 millones de dólares, la obra incluye tres componentes principales: un carril adicional de esclusas separado en dos complejos de esclusas de tres escalones, dotados de tinas de reutilización de agua; cauces de acceso a las nuevas esclusas, así como ensanche y profundización de los cauces de navegación actuales; y, elevación del nivel máximo de funcionamiento del lago Gatún.
Este proyecto se ha venido ejecutando por el consorcio internacional Grupo Unidos por el Canal (GUPC), que lidera la española Sacyr e integran la italiana Impregilo, la belga Jan de Nul y la panameña CUSA.
El pasado 31 de diciembre 2013, la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) precisaba que la ampliación, iniciada en septiembre de 2007, registra un avance de 70,7% con varias etapas completadas, como los dragados de las entradas de la vía en el Atlántico y el Pacífico.
Fuente: El Confidencial