Durante el pasado año 2013, se transportaron por mar un total de 120 millones de contenedores con carga valorada en unos 4 billones de dólares, aproximadamente.
El embalaje adecuado, la estiba y la sujeción de los contenedores son elementos esenciales para garantizar la seguridad en la navegación y prevenir posibles riesgos medioambientales, sin contar con las negativas consecuencias económicas que suponen tanto la pérdida de la carga como su posterior recuperación.
Sin embargo, desde el mal tiempo hasta un fuerte oleaje pasando por catástrofes como colisiones, fallos estructurales del buque, encallamiento… pueden provocar que alguno de estos contenedores se pierda en el mar.
La pérdida de contenedores con su correspondiente carga es, por tanto, una realidad a la que lamentablemente se enfrenta el sector y que va acompañada de cifras confusas, a falta de unos criterios únicos para su evaluación.
Si bien el dato más extendido es que el número de contenedores perdidos en el mar podría situarse en torno a los 10.000 anules, desde el World Shipping Council (WSP) apuntan otras cifras muy inferiores a partir del estudio que acaban de publicar.
Se trata de una encuesta realizada entre sus compañías miembros, que representan el 90% de la capacidad mundial de buques portacontenedores, y que recoge datos de los últimos tres años, es decir, de 2011 a 2013.
Ya en 2011, esta organización realizó un primer estudio relativo al trienio 2008-2010. Utilizando como base las respuestas dadas a la encuesta, WSC concluyó que el número de contenedores perdidos ascendía a 675 por año, incluidas las pérdidas por catástrofes. Este número se reducía casi a la mitad, en concreto a 350, si no se incluía este tipo de accidentes.
Por lo que respecta a los datos registrados entre 2011 y 2013, se observa un significativo incremento de las pérdidas, hasta un 297% más, con un promedio anual total que se eleva a los 2.683 contenedores, incluyendo eventos catastróficos.
Este crecimiento se justifica en dos hechos muy concretos: el espectacular hundimiento del MV MOL Comfort en el Indico en 2013, con una carga de 4.500 contenedores, lo que supuso la mayor pérdida de la historia de estos buques de carga; y la encalladura en Nueva Zelanda del MV Rena en 2011, en la que se perdieron alrededor de 900 contenedores.
Si no se tienen en cuenta estos acontecimientos, el número de pérdidas baja hasta los 733 de media.
Al combinar los resultados de las dos encuestas en el periodo de seis años, la WSC calcula que hubo un promedio anual de 546 contenedores perdidos en el mar, sin contar los eventos catastróficos. El número asciende a 1.679, incluyendo este tipo de acontecimientos.
Estas cifras demuestran que, en definitiva, el hecho de que se produzcan pérdidas de contenedores en un año determinado varía de forma sustancial en función de las diferencias climatológicas y de que se produzca el accidente de algún buque.