Tribuna de Mercedes Duch, socia de SS&D, en Cinco Días
Ya se han ocupado los distintos agentes del sector marítimo de analizar las consecuencias de la Alianza P3, sin que todavía sea posible avanzar las consecuencias de una estrategia de tal magnitud: tres de las más grandes navieras mundiales MAERSK LINE, MEDITERRANEAN SHIPPING COMPANY y CMA-CGM han acordado poner en común, ni más ni menos que 255 buques con capacidad para 2,6 millones de contenedores en 27 servicios entre Asia y Europa, el Pacífico y el Atlántico con el objetivo de mejorar la oferta de servicios y optimizar las operaciones.
El mensaje que venimos recibiendo es que la Alianza P3 está asentada sobre unos pilares que respetan el sector, la competencia y las normas reguladoras.
Esta alianza nace con el objetivo de “optimizar la oferta de operaciones y servicios” y ofrecerá “más puertos de escala, mayor número de servicios semanales, así como la reducción de las interrupciones del servicio causadas por la cancelación de salidas”. Por supuesto, se excluye expresamente una política conjunta de precios.
Para alejar todo fantasma de pasadas “conferencias marítimas” que fueron censuradas por Bruselas, las tres navieras ya han aclarado que esta red se operará de manera independiente y cada compañía seguirá teniendo sus propios canales de ventas, comercialización y tareas de atención al cliente.
La alianza P3 ha anunciado que creará un centro operativo mixto de buques que se llamará JVOC con sede en Londres y otra satélite en Singapur.
Con la información de que se dispone, la operativa de la red o Alianza P3 parece ajustarse a las normas de la competencia.
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